Freitag, 13. März 2020

cuento 12 hijo del agua
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Cuando el padre caminaba a casa por la noche, vio a un pájaro viejo y un joven quejándose y eso le dio la idea de su cuento nocturno para su hijo e hija.

¡Escúchalo tú también!

Hijo del agua

Era de mañana y el mono fue despertado por los pájaros cantores del vecindario. Pensó que un baño frío lo llevaría totalmente a sus sentidos. Debajo del árbol donde dormía solía haber un pequeño río y todas las mañanas saltaba directamente en él. Con los ojos entrecerrados, avanzó por la rama más grande y saltó. Pero se sorprendió mucho cuando se encontró no nadando en agua dulce sino sentado en lodo profundo. Abrió los ojos y miró a su alrededor. Casi toda el agua había desaparecido, solo dos o tres peces se habían salvado en algunas piscinas más pequeñas.
El ratón dormido salió de su agujero con una toalla sobre un brazo, bajó las manos donde creía que estaba el río y con un movimiento rápido vertió el contenido de sus manos sobre su cabeza. Tenía una expresión muy perpleja en su rostro cuando el barro corría por su rostro.
El mono en el barro que había seguido la escena soltó una gran carcajada. Entonces, el ratón enojado tomó un poco de barro en su mano y se lo arrojó al mono. Comenzó una pequeña batalla de barro y las aves en los árboles observaron con sus picos formando una sonrisa cada vez más grande.
A medida que avanzaba la mañana, muchos otros animales llegaron al río para beber, bañarse y lavarse. Al principio todos se rieron del mono y del ratón cubiertos de barro, pero después de un tiempo comenzaron a pensar qué podría haberle sucedido al río y sus aguas.
Entonces llegó el castor, "Puedo resolver el problema," dijo. Todos le miraron con sorpresa. "¡Esperad hasta mañana y tendréis agua en el río otra vez!"
A la mañana siguiente, los animales se reunieron en la orilla del río y frente a sus ojos, el nivel del agua creció. Todos saltaron al agua, bebieron y se lavaron. Entonces apareció el castor y los animales le agradecieron su bondad. "Soy el hijo del agua," les dijo, "y puedo hacer que el agua aparezca y desaparezca. Tenéis que construirme un templo y alabarme allí."
Los animales le construyeron un templo y todos los días traían pescado y fruta para su hijo del agua. Sólo el mono no participó, sino que subió el río para ver qué había sucedido realmente. Un poco río arriba al pie de la cadena montañosa, el castor había construido una barrera. El mono pensó que era una buena idea porque así se podía controlar la cantidad de agua que corría por el lecho del río. En tiempos de inundación, se podría retener algo de agua y en tiempos de sequía, se podría liberar agua. El mono estuvo de acuerdo en que el castor debería ser pagado por su esfuerzo en forma de pescado y fruta, pero no estuvo de acuerdo con que el castor fuera alabado como un dios. No les dijo nada a los otros animales sobre su descubrimiento porque no lo habrían entendido de toda manera, ya que querían creer en algo sobrenatural.
Entonces, un día, cuando el castor estaba en el trabajo, un tigre apareció detrás de él y quería atacarlo. Coincidentemente, el mono que estaba cerca lo vio y rápidamente arrojó una liana alrededor del cuello del tigre. Por supuesto, el tigre podía liberarse de la liana fácilmente, pero el castor había tenido tiempo suficiente para llegar al río y salir del peligro.
Entonces el mono se acercó al castor "¿Me construirás un templo y me alabarás allí?" El castor sintió vergüenza, pero antes de que pudiera decir algo, el mono se había dado la vuelta y alejado. A partir de ese momento, el castor sirvió al valle y siempre ponía atención a que el río tenía la cantidad adecuada de agua. sola
El mono no esperaba que el castor le construyera un templo para alabarlo allí, ni les contó a los otros animales la verdad. Sabía que el castor necesitaba reconocimiento y que los animales necesitaban creer en un poder superior, sólo esperaba que algún día, todos se volverían más inteligente para darse cuenta de que todos necesitaban la ayuda y la solidaridad de los demás.

Seis manos se unieron como señal de consentimiento y los niños se adurmieron.


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